Lo primero es conseguir una imagen de la película para tener una idea de cómo debe quedar. Aunque todos recordamos a Swarchzenegger (gracias google), una foto ayuda a tener en cuenta los detalles.
Lo más dificil de encontrar. No me daba tiempo a hacerla entera, pero encontré una en una tienda de juguetes que podía valer. Era algo pequeña, pero no había otra cosa.
Por suerte, la semana antes de Halloween encontré la definitiva en un hipermercado. Se notaba que era de plástico y no era de tipo Winchester (que es la que usa Arnold), pero tenía un tamaño considerable.
Lo primero era quitarle la culata. Claro, como no es de madera maciza, al cortar se ve un bonito agujero. Pero con un trozo de la misma culata y masilla epoxi se disimula lo suficiente..
Con barniz de color wengé que tenía por ahí, y quitándole el tapón naranja del cañón, la escopeta parece real.
Se me ocurrió que un par de lucecitas rojas del tipo led quedarían geniales en unas gafas de sol negras.
Cada vez que pasaba por un mercadillo buscaba las gafas justas, grandes, serias, sin logos ni marcas y negras pero no tanto que me fuera dando con las farolas (¡Halloween se celebra de noche!). Al final di con ellas en una tiendecita del centro.
Tuve que cortar la punta redonda a los leds porque al ser redondeados abultaban demasiado y me rozaban los ojos. Ya sería suficiente con tener dos luces rojas delante como para encima me saliera un callo en las pupilas.
Para conectar las luces usé cable coaxial fino, también negro, y fijé todo con pegamento instantáneo (sí, de ese que al final se seca cuando no has gastado ni la mitad). ¡Mucho cuidado al usar estos pegamentos de cianocrilato! al probarme las gafas por poco no me quedo ciego con las emanaciones. Conviene usar el pegamento justo, respirar lejos de él, y esperar un poco antes de acercarse las gafas.
Dejando suficiente cable para que pasara por mi espalda y brazo izquierdo, conecté un portapilas de tres voltios. De ahí saqué un par de hilos de cable telefónico, más rígido donde puse el interruptor. Como no encontraba ninguno que me convenciera, se lo quité a una lamparita vieja que tenía por ahí.
Las pilas, la ficha de empalme y algo de cable sobrante los metí en la funda de mi reproductor de MP3 que tiene una banda elástica para el brazo (se supone que para hacer jogging con él). Así podría llevarlo bajo la manga y sólo asomaría el cablecito con el interruptor. Si fuera necesario cambiar las pilas durante la fiesta, no sería un problema.
Para añadir un toque robótico a mi cara, recorté un trozo de forro adhesivo que imita una chapa de acero. Lo compré para forrar mi portátil y me había sobrado mucho. De una vieja disquetera de PC saqué unos cablecillos y circuitos que pegué en el forro.
¡Hora de prepararse! La cazadora de la moto, unas botas, camiseta y pantalones negros, todos los accesorios están listos sobre la cama. Lo primero es colocarse el portapilas, que va en el brazo izquierdo, debajo de la camiseta. Acabo hecho un lío de cables, pero con un par de contorsiones, todo queda finalmente en su sitio.