Fieles me siguen por casa:
como arbustos del oeste
como pandas del oriente.
Son suaves y adorables
redonditas o alargadas
te aseguro que no hay nada
como una pelusa propia.
¿ De donde vienen ?
Yo no lo se.
Pero si abro la ventana
se esconden bajo mi cama.
De diverso material,
de pelo, algodón o lana.
En mi ombligo me la encuentro,
compañera en la mañana.